Empresas y autónomos deben cumplir con una serie de trámites fiscales obligatorios. No hacerlo, o cometer errores en la presentación de impuestos como el IVA, puede dar lugar a la imposición de sanciones por parte de la Agencia Tributaria. Por eso, es habitual que quienes deben cumplir con este tipo de obligaciones prefieran dejar su gestión en manos de especialistas.
Una vez finalizado cada trimestre, quienes ejercen actividades económicas deben presentar el modelo 303. Una autoliquidación en la que constan las facturas emitidas en ese período, que justifican la cantidad que hay que ingresar en Hacienda en concepto de Impuesto sobre el Valor Añadido.
Rellenar el modelo de autoliquidación trimestral del IVA no es sencillo, porque cuenta con 99 casillas divididas en tres secciones.
En las secciones 1 y 2 se recoge la información relativa a los datos de identificación de la empresa, el ejercicio fiscal y el período al que corresponde la información. Mientras que la sección 3 detalla el IVA que se ha devengado y el deducible
Para poder cumplir con esta obligación es necesario tener bien contabilizados los ingresos y los gastos de la actividad. De ahí que, además de las facturas emitidas, también haya que tener muy presentes las facturas recibidas.
Además, de manera anual hay que presentar el modelo 390, que es un resumen de los modelos 303 que se han ido presentando a lo largo del ejercicio fiscal. El IVA que se ha declarado de forma trimestral debe coincidir con el recogido en este modelo de carácter anual.
A fin de presentar correctamente los impuestos, es necesario conocer y entender conceptos complejos como ejercicio fiscal, IVA general, IVA reducido, régimen simplificado de IVA, IVA devengado y deducible, o compensación.
Además, hay que tener en cuenta que nuestro ordenamiento jurídico impone la obligación de presentar la autoliquidación trimestral de IVA a todos aquellos que ejerzan actividades económicas, incluso aunque no hayan tenido actividad durante un determinado período. No hacerlo puede dar lugar a una sanción, también en aquellos casos en los que el resultado a pagar a Hacienda sea cero porque no se han obtenido ingresos.
Por otro lado, las autoliquidaciones deben presentarse dentro de un determinado período de tiempo para evitar reclamaciones por parte de la Administración y la aplicación de intereses de demora o recargos.
Es decir, que gestionar la fiscalidad de un negocio requiere de unos conocimientos específicos que no siempre tienen los emprendedores, o quienes se encargan dentro de la empresa de la contabilidad.
Si tiene una empresa y quiere asegurarse de que está al día en el cumplimiento de sus obligaciones con Hacienda en todo momento, y muy especialmente en lo relacionado con el IVA, nos tiene a su disposición.
Nuestros expertos se encargarán de la gestión fiscal de su negocio, para que tenga la seguridad de que tanto el IVA como el resto de impuestos han sido presentados a tiempo, y gestionados de la forma más eficiente posible para su empresa.
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